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Prácticas alimentarias y su relación con el contexto del adolescente

Según la Organización Mundial de la Salud [OMS] (2018a)los adolescentes representan la sexta parte de la población mundial, la mayoría de ellos no tienen problemas graves de salud, no obstante están expuestos situaciones que pueden perturbar su capacidad para desarrollarse de manera plena y afectar su vida en la adultez e incluso la salud de sus futuros hijos.

Los problemas de salud a los que se enfrentan los adolescentes se encuentran interrelacionados: los embarazos no deseados, las infecciones de transmisión sexual, la exposición a la violencia, los accidentes de tránsito, problemas de salud mental, el abuso de sustancias incluidos el alcohol y el tabaco; además de los relacionados con la alimentación cómo la malnutrición, la obesidad y los trastornos de la conducta alimentaria (Organización Panamericana de la Salud, 2018a). Desde el punto de vista nutricional la adolescencia es una parte importante para el desarrollo del ser humano ya que es mayor la demanda de nutrientes y calorías debido al crecimiento físico, cuando estas necesidades no son atendidas de manera adecuada la situación nutricional puede tornarse vulnerable; además los cambios en los estilos de vida y hábitos alimenticios que afectan la ingesta de nutrientes pueden causar problemas en la vida adulta; en este sentido es una etapa muy sensible y es más que una etapa de cambio o transición ya que supone periodos de crisis donde diversas situacionesexperimentadasporeladolescentespuedenprovocarqueaparezcanhábitosysituaciones de riesgo (Mesana, 2013).

Los cambios que se presentan en la adolescencia afectan la manera en la que ellos se alimentan a partir de factores internos como la autoimagen, la salud individual, los valores, las preferencias y el desenvolvimiento psicosocial; y de factores externos como los hábitos de la familia y amigos, las experiencias individuales, los conocimientos, las reglas sociales y culturales, los medios de comunicación y las tendencias o lo que esté de moda (Moncusi (2012). Durante la adolescencia, la alimentación está condicionada por aspectos de naturaleza biológica y cultural que se expresa en primer lugar en primer lugar con el crecimiento y el desarrollo bilógico y en segundo con la conformación y consolidación de creencias y prácticas según el contexto social que está representado por la familia, los grupos de pares, y los medios de comunicación (Miñana, Medina y Serra, 2016).

Las prácticas alimentarias, es decir lo que la gente come, por qué come y cómo o en dónde lo hace, están determinados según Luque (2008) y Moro y Lamarque (2018) más por los gustos individuales, que por otros aspectos que a simple vista no parecen estar estrechamente relacionados con el consumo y las preferencias de estos, pero que los determinan y afectan como una multiplicidad de factores económicos, ambientales y socioculturales que se entrelazan cuando se trata de elegir qué comer (Duana y Benítez, 2010; Ávila, 2016).

La mayor parte de los hábitos perjudiciales para la salud es adquirida durante la adolescencia y tienden a manifestarse durante la edad adulta, resulta importante la investigación sobre las prácticas alimentarias de los adolescentes ya que son ellos los que en el futuro se convertirán en adultos con sobrepeso u obesidad y portadores de diversas enfermedades crónicas no trasmisibles (diabetes, hipertensión, algunos tipos de cáncer), que además de sus implicaciones sociales, tendrá implicaciones económicas para el propio individuo pero en especial para el sistema de salud del país (OMS, 2020).Sin olvidar que hay un porcentaje de la población que se encuentra en riesgo en relación con las prácticas alimentarias, además de ciertos problemas, como la anorexia y la bulimia (Loubat, 2006; Unikel y Caballero, 2010).

A nivel mundial uno de cada seis adolescentes de 10 a 19 años tenía sobrepeso u obesidad, en América Latina es uno de cada tres quien los padece (OMS, 2020). En México la obesidad y el sobrepeso afecta al 38.4% de los adolescentes, según los datos de la Encuesta Nacional de Salud [ENSANUT] (2018b), su prevalencia combinada fue alrededor de 41.1%para la mujeres y 35.8%para los hombres. Debe destacarse que del 2012 al 2018 hubo un aumento significativo en los niveles de sobrepeso y obesidad en este grupo de la población, para las mujeres fue de 5.9% y para los hombres de 2.6%.

Uno de los principales intereses de la obesidad y el sobrepeso en los adolescentes son las consecuencias que puede tener para su salud en el futuro, debido a la aparición de Enfermedades Crónicas no Trasmisibles [ECNT] como la diabetes mellitus II (DM2), la presión alta o hipertensión (OMS, 2020). Aunque estas enfermedades no afectan solo a los adolescentes con sobrepeso u obesidad, se considera que se tiene un mayor riesgo de desarrollarlas en el futuro (ENSANUT, 2018).

Las ECNT resultan un reto que enfrentan los sistemas de salud de países industrializados debido a los altos índices que presentan, además de su contribución a la mortalidad en general; estas enfermedades se ven favorecidas por factores como la urbanización, la mundialización de los modos de vida poco saludables, las dietas inadecuadas y la poca actividad física (OMS, 2018). Dentro de este estudio se considera a la escuela como un ambiente alimentario, definido por la Organización para las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (2020) como aquel que se compone por alimentos y bebidas que se encuentran disponibles para su compra o que son proporcionados durante alguna hora del día; el ambiente escolar puede tener un gran impacto en las prácticas alimentarias de los adolescentes, así como en la calidad y tipo de los alimentos que consumen, debido a que ellos pasan una parte importante del día en la escuela en las actividades escolares y extraescolares donde conviven con sus compañeros de clases, los cuales ejercen una gran influencia en su comportamiento alimentario, ya que la alimentación constituye una forma importante de socialización y recreación (Zafra, 2004; Macedo, Bernal, Lopéz, Hunot, Vizmanos, y Rovillé; Osorio, 2010). Un factor que tiene gran incidencia en la conformación de las practicas alimentarias es el poder adquistivo o el nivel socioeconómico, autores como (Adjemian, Bustos y Amigo (2007), Miqueleiz, Ostao, Ortega, Santos, Astacio y Regidor (2014), Gil, Giraldo y Estrada (2017) señalan su importancia relacionada con el acceso y gusto a cierto tipo de alimentos, la cantidad que se consumen y su disponibilidad.



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Referencias:




- Para más información:

Amador, S., y Escalera, L., (2020). Influencia del ámbito escolar en las prácticas alimentarias de adolescentes escolarizados de Monterrey, Nuevo León, México. Portales Médicos. Available from: https://www.researchgate.net/publication/360550192_Influencia_del_ambito_escolar_en_las_practicas_alimentarias_de_adolescentes_escolarizados_de_Monterrey_Nuevo_Leon_Mexic


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